Monday, March 14, 2005

Domingo hiperactivo

Aunque me he acostado relativamente tarde, inicio el domingo a las 12 de la mañana. Me han despertado unos niños que golpean un balón contra una pared. Entre sueños dudo de si es una pelota o están sacudiéndole a una bomba de hidrógeno. El estruendo es similar.

Salto de la cama, me doy una ducha y llamo a Mln. Está en el hospital debido a una extraña bajada de plaquetas. Fue ingresada el jueves y aún hoy sigue allí. Me cuenta que tiene para 2 ó 3 semanas. La noto baja. Justo en el momento en que las cosas parecían salir bien respecto a aquello con lo que ella realmente disfruta, parece que este inesperado parón le va a venir no muy bien. ¿Dije que la notaba baja? Me lo confirma. Está totalmente ploff. Mientras charlamos y le digo algunas chorradas al tiempo que le tranquilizo y expongo razones para que se lo tome con calma, pienso en ir a visitarla un día de estos. Una cara amiga y unas florecillas le harán abstraerse del rollo. Seguro. Me despido enviándole un beso, pero le daría mil si supiese que eso le hace sentir mejor.

Noto que, a medida que avanza la mañana, me acelero. Cojo el coche sin rumbo fijo hasta que pienso en llamar a C. Son las 12 y algo y le sugiero ir a dar una vuelta. Accede y paso a buscarle. Cazadora vaquera, polo de rugby, pantalones de chandal y deportivas. Yo, vaqueros, camiseta y aliento a café con leche, y un marlboro light por el camino. Tenemos el look perfecto para ir a tomar el aperitivo. Ah, olvidaba un detalle... en el asiento trasero llevo El Pais, ese gran clásico dominical.

Llamamos a Dwalks. Bueno, le llama C., que yo voy conduciendo. No sabe si lo que responde a la llamada es nuestro amigo o un orco. El gruñido es similar. Aún en fase REM, dice sí a nuestra propuesta de tomar una caña. Vamos de camino. Estamos a 20 minutos de su casa,... llegamos en 10.

Sacamos dinero y le esperamos al lado de su casa. Se acaba de levantar. No hace falta que lo diga. Después de dos chorradas, nos acercamos a un bar. Uno cualquiera. 2 cervezas con limón y una ración de sepia después llega Raquel, una vecina suya que está como un cencerro. Graciosa, pero está como una puta chota. Dwalks le dice en toda su cara que está loca. Zanjamos la situación sobre las 3 menos cuarto.

Por la tarde, C., Dorna y yo nos vamos a jugar al fútbol. El partido es a la 19.00h. Llegamos a menos 10. Vaya, el árbitro no ha venido. Bien pensado, ¿eso supone una semana más sin perder? Ya sabéis, always look at the bright side of life. Hay pachanga con los del equpo contrario. Nos repartimos. Abro el marcador con un gol de tacón que no me creo ni yo. Bueno, ni yo ni nadie que me haya visto jugar al fútbol en los últimos 12 años. Corremos un rato, me fastidio mi maltrecho tobillo, nos duchamos y cambiamos. Después de comprobar que esta vez no me han robado el coche, vamos a casa de Florencia. Una chica uruguaya tan simpática como guapa. A partes iguales. Un ángel. Solo tiene un fallo: Es fan de Gran Hermano VIP. Mientras habla con nosotros, atiende al televisor y entrelaza frases como "Quiero que echen a Rosario". Como he dicho en muchas ocasiones y he pensado muchas más, "Nadie es perfecto".

Volvemos a casa sobre la 1 de la mañana. Me acuesto como he amanecido. Acelerado.

Á.

2 Comments:

Blogger dwalks said...

un orco dice...

¿podemos hablar un segundo de tu voz cuando te echas la siesta a las ocho de la tarde, un martes por ejemplo?

esta semana hemos coincidido en día y cuasi-tema del post. tienes en itwalks mi versión sobre el aperitivo del domingo. se te olvidaron las patatas dos salsas.

un orco dice...

12:26 AM

 
Blogger dwalks said...

postea un poquito, anda

7:56 AM

 

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