Wednesday, January 05, 2005

De sentimientos y hombres

Hace mucho que no me sentía de este modo. Jode pensar que las cosas se acaben antes de empezar. Es triste,... pero a menudo ocurre así.

Si alguna vez estuve seguro de algo (dentro de mi inevitable estado de duda con las cosas poco trascendentes), ese momento es ahora. La historia es corta, quizás demasiado, o larga, o yo que sé. El hecho es que salió así, y por el momento ya está.

La conocí de la manera más casual del mundo. Empecé por recuperar la amistad aparcada que me unía a C., quien por cierto me quiere bien o eso demostró presentándonos (bueno, qué carajo, lo demuestra día a día). No me equivoco si digo que la relación con C. es de las que durarán para siempre. Seguro. Luego mostré mi cara más fría para no reincidir en errores pasados (el mayor de todos). Aquellos que una vez me destrozaron e hicieron de mí algo parecido a lo que hoy soy en ciertos aspectos. No son excusas, que conste. Es así. Luego intenté mantener esa postura fría pero esperando que ella supiese leer entre líneas mi actitud. Luego me mantuve ahí, y por último sucumbí y me derrumbé.

Por cierto, es la primera vez en mi vida en que he conseguido establecer una relación que, bajo mi prisma, no se comportó como una montaña rusa. Fabulosa sensación la placidez.

¡¡¡Qué raro me siento hoy!!! Todo me sobra y todo me falta. Percibo su olor a cada rato. Echo de menos sus mails, me falta su llamada a media mañana, muchas veces interrumpidas por otras (¡¡¡Silencio!!! ¡¡¡Esto esto es más importante que nada!!!, me daban ganas de decir...), sus risas, su sarcasmo, sin caricias, echo de menos mucho sus caricias, su sencillez, su humildad, su genio, la espontaneidad, tener siempre algo de qué hablar, las esperas en el parking en Three Stones después de un día de perros con el solo propósito de verla, su sonrisa cuando se acercaba a mí, el cosquilleo que siento cuando se acerca, su sabor. Pensar esto me mata. Me resquebraja un poco. Un poco más. Contengo las lágrimas cuando escribo esto. Este sentimiento y yo somos casi íntimos. Enemigos íntimos como diría el maestro Sabina.

Ahora mismo 60 kilómetros nos separan, pero M. está a años luz. Solo deseo que vuelva de ese viaje aun a sabiendas de que puede que eso no se produzca. No puedo reprocharnos nada, no debo. No quiero. Sería tan injusto como falso. Amo a M. Eso es lo único justo ahora. Y lo único que me importa. Sin tapujos. Sin fachadas, sin obsoletos recuerdos que solo sirven para enmascarar estupideces.

Hay tantas cosas que se pierden sin tener porqué (I do not want them to vanish in the way...).


Á.


0 Comments:

Post a Comment

<< Home